Advertencia

Fuego. Explosión de fuego. Destrucción expresada en incendios. Términos de fuego interno. El cataclismo de la crematoria de cuerpos es fuego. La ciudad en llamas es fuego. La fogata extendida es fuego. El infierno está frío. Aquí está el fuego: Llamaradas de atención al cielo que se nubla; como indios con señales de humo; como dioses clamando más dioses.
Fuego. Nada más que fuego. Fuego externo: mírate dentro. Implosión de FUEGO.

sigues siendo imprescindible en las transformaciones que suceden en la galaxia entera.

Ardamos

sábado, 2 de octubre de 2010

...

Peligro: Se acerca

La más grande de las mañanas, podría tener sentido que fuese la primera, al advenir al mundo, en un amanecer dorado de un disco perfecto rojo, el ser que ahora todos somos; podría tenerlo también, con un insondable tinte a manchas oscuras, el último de los crepúsculos para acabar yaciendo sobre un suelo frío de la noche, que esperaba a ser calentado por los nuevos rayos del Sol, y nuestro cuerpo se lo ha impedido.
El Sol, el color cálido, la refulgencia que templa el alma, las vigorizantes aves del cielo, la nube errabunda y el frescor que sucumbe en nuestro erizado vello seguirían siendo los mismos, brillantes en su desmesurado amor por la vida, y nosotros seríamos los diferentes: suspirando o expirando.
La más grande de las mentiras, podría tener sentido que fuese la primera.
Es una mentira potencial: aún sigue sin serlo con entereza. Son sólo ideas que todavía no han madurado y pueden convertir al mundo, a su antojo, en lo que quieran. O no.
Su fuerza radica en su flexible acción: "Mamá, ahora recojo el cuarto"; "Te prometo devolver el dinero más adelante"; "Me estoy enamorando"; "Ya lo sabía". O no. No son ni mentiras, y por ello, podrían llegar a ser las más grandes. Alguien es capaz de no ser alguien. Ser otro, ser muchos, incluso siendo "él mismo" podría ser ese alguien que no es. ¿ Qué somos y qué crees que somos?.
Menuda Calumnia.
El Sol gira a mi alrededor.
Yo soy el centro.
Todos tenemos un eje, y desde él, salen los radios que conectan con la rueda que gira y gira y gira campo a través. Y colocar un radio más acaso sería una mentira en su gesta; y si al final encajase podría llegar a ser una gran mentira: la rueda, a fin de cuentas, gira si está equilibrada.
Sin embargo.

No sé.
Puede que... la última de las mentiras no sea la más grande. Puede que me esté equivocando pero, algo me dice que no tiene porque ser tan, tan...
La última mentira, ¿qué es o qué creemos que es?.
Cuándo existe alguna cosa terminal, postrera o final, y es inexorable, pensando por ejemplo en el último plazo de alguna acción o proyecto, nos podemos ayudar del término "Perentorio".
El título del escrito vale. Un subtítulo furtivo, más agravante, más directo, más concerniente, más responsable, es "PERENTORIA FALACIA". Aquí, en este instante, la rueda lleva girada kilómetros de largo, y el camino que hayamos escogido nos tiene agarrados al mundo. Si es una ladera, más nos importa frenar cuánto antes, o dejar que ruede hasta un infinito frescor de velocidad.
Esto es sólo un juicio de mi pasado que se atreve a aparecer en un texto autocomunicativo, sobre la importancia que le doy al génesis y a la consumación de la cosas, que en el fondo no podrían existir sino estuviesen ligadas al interludio, al entreacto, al proceso, que podría llegar a encontrarse en cualquier momento de la línea la cual nos estamos imaginando. Es un centro más del universo, es un "gestando", es siempre la potencia de haber sido eso y de ser lo otro, es en el instante, es en el suelo que pisas, es sobre el reflejo de la historia y la proyección del futuro en un mismo ser, es Madame Blavatsky diciendo: "El centro que está en todas partes y la circunferencia que no está en ninguna".
Y yo creo, que una falacia nunca va encaminada hacia el exterior, sino en la dirección que ella sienta más familiar: nosotros mismos. A quién mentimos, es siempre a nuestra persona, a nuestra conciencia del "yo" que tenemos, porque incluso mintiendo al de enfrente, te sigue afectando más directamente a ti que a nadie.
Y tu piel se estremece a cada segundo.
Todos son equilibrios.
¿Cuál es el vuestro?

Lo siento, Sirena del pelo que se enreda.

1 comentario:

Anónimo dijo...

"A quién mentimos, es siempre a nuestra persona, porque incluso mintiendo al de enfrente, te sigue afectando más directamente a ti que a nadie.
Y tu piel se estremece a cada segundo."


Genial.