Suena de fondo:
Proxima parada: Atocha.
Saca del paquete de tabaco un canuto y se lo enciende nada más salir al andén, de manera discreta se lo oculta entre las manos para que todos los pasajeros que tiene alrrededor no se percaten de lo que va a empezar a fumarse, lentamente, mientras se dirige al hospital Niño Jesus, donde su hijo de cinco años ingreso hace quince dias. Aún no saben los médicos el diagnóstico, por lo visto tienen que medicarle via oral varias veces al dia, las venas de las manos no dan más de si.
El papeleo del paro le estaba sacando de quicio, apenas tiene para comprar tabaco y una china de cinco euros; diecisiete euros, cuarenta céntimos, un día. Relax, necesitaba pensar como podía hacer para el próximo mes cobrar el subsidio, quince años cotizando, el tiempo sacude su cabeza tras la quinta calada, aún queda un rato para que su hijo acabe de comer, ya no son las 15:00 de la tarde, fue ayer.
Cuando recuerda a su mujer el pecho se le estremece, sabe perfectamente que ya no le quiere, vive lejos de él desde hace más de un año, casi cinco meses más, pero su hija ya va a cumplir catorce años... supone que estará junto a su madre y a la madre de su madre en el la habitación numero diecisieta, la última vez le contó que salió con sus amigas, está en edad de dejar de ser niña. Silencio.
Apura las últimas caladas, espera que al llegar a Villalba se encuentre algún amigo que le pueda dar un poco de marihuana, mañana va a ser un dia largo y el trayecto se puede hacer pesado. En la estación de Villalba pidió un cigarro a un chaval al que seguramente le saque quince años; ahora tiene treinta y cuantro, el més que viene treinta y cinco. No hay tiempo para ver las noticias.
Al salir de la estación saca del paquete de tabaco ahora un poco más arrugado que hace quince minutos el cigarro que le habían dado antes, estaba a la mitad, suficiente para subir todo recto al hospital.
Que aproveche, es la hora de comer.