Advertencia

Fuego. Explosión de fuego. Destrucción expresada en incendios. Términos de fuego interno. El cataclismo de la crematoria de cuerpos es fuego. La ciudad en llamas es fuego. La fogata extendida es fuego. El infierno está frío. Aquí está el fuego: Llamaradas de atención al cielo que se nubla; como indios con señales de humo; como dioses clamando más dioses.
Fuego. Nada más que fuego. Fuego externo: mírate dentro. Implosión de FUEGO.

sigues siendo imprescindible en las transformaciones que suceden en la galaxia entera.

Ardamos

jueves, 16 de junio de 2011

Mi mayor éxtasis es la pastilla de la fogosidad

"Mi mayor éxtasis" puede sonar pretencioso. El amor nunca lo es, no puede serlo por naturaleza. El amor se mueve en todas las direcciones del cuerpo irradiándose hacia el exterior y luego volviendo sediento de uno mismo. Si me imagino un cuerpo abrazado al mío me corre un escalofrío, si me rozo la rodilla contra el muslo de la otra me corre un escalofrío, si abro los ojos después de un parpadeo y aún sigues ahí mirándome, sonriente y extrañada... me convierto en un escalofrío y sin querer vuelvo a parpadear. Yo no sé qué sucede y tampoco es que me apetezca mucho descubrir el proceso, incluso creo que sería parte del proceso tratar de averiguar qué pasa cuando te miro y no veo más que el más allá de lo que creía que vería en tu mirada, así un día normal, las luces de la oscuridad, el calor de tu plexo solar, tú misma. Puedo sentir mucha gravedad a tu alrededor; tiendo a ti constantemente, sólo que a veces me da miedo morderte el cuello. Suavemente, mientras respiro. Te quiero morder el cuello porque todavía no te he besado los labios y cuanto más me aguanto, más quiero hacerte lo que vendría después de este tango; me señalas el camino y yo me autodirijo, y luego vuelvo a ti y te cojo de la mano y te doy vueltas, dos o tres, y entonces te acerco a mi pecho, y siento el tuyo, me petrifico, y ya estás tú para empujarme y seguir bailando estos pasos de fuego quemando el suelo y dejándolo negro, pintando huellas que perviven, yo creo, hasta que nos hemos ido y no las vemos; bailar bailar bailar hasta que nos duela, y nos guste que nos duela, porque contigo será difícil no sentir lo que quiero al surcar los ríos de tu pasión como si fuese mía, de los dos; ya no sé de dónde viene este humo, pero seguro que, con tu llama y mi viento, hemos provocado un incendio. Si me miras, como iba diciendo al principio, me enciendo como una bombilla fundida.

De luces de colores cálidos se vuelve el cielo.

De brisas delicadas está formado este torbellino llamado explosión/pasión/fuego.

De largas pausas, que me hacen brotar las lágrimas internas, vivo mientras muero contigo.

¿Qué éxtasis es este?
Ven que te vengo
Voy a tu venga
vagabundos del venir
viandantes venidos van a dónde más nos gusta
dentro de nosotros la hoguera es inextinguible
solos con nuestras emociones
mil maneras de enfocar este hundirse en nosotros
una de sentir el éxtasis de la pastilla de la fogosidad.


Todavía no te conozco, o eso creo, y ya te deseo más incluso antes de haberte perdido, porque aún no te tengo, y doy fe, de que es imposible agarrarte sin escurrirte de la humedad y caer al vacío, vivir pleno, dar gracias por haberte conocido.

Los rugidos de los leones nunca mueren y mis huesos crepitan si sé que voy a verte en una semana: tan intenso es que toda la imaginación que pueda yo fantasear de el saludo al vernos de lejos, la conversación intelectual, las risas que nos hacen enamorar, el acompañarte a casa así sin más, el meterme profundamente hasta tu cama y hacer placeres, amar el follar o follar el amor y convertirse en una persona que se satisface a sí misma, desfallecer, dormir, despertar y despertar contigo, y que me vuelvas a mirar; posiblemente sea tan fuerte como nuestro primer encuentro, en la calle, con las luces de la oscuridad, el calor de tu plexo solar, tú misma.

Porque sé que el cosmos se encuentra en tus adentros.

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