Advertencia

Fuego. Explosión de fuego. Destrucción expresada en incendios. Términos de fuego interno. El cataclismo de la crematoria de cuerpos es fuego. La ciudad en llamas es fuego. La fogata extendida es fuego. El infierno está frío. Aquí está el fuego: Llamaradas de atención al cielo que se nubla; como indios con señales de humo; como dioses clamando más dioses.
Fuego. Nada más que fuego. Fuego externo: mírate dentro. Implosión de FUEGO.

sigues siendo imprescindible en las transformaciones que suceden en la galaxia entera.

Ardamos

domingo, 18 de julio de 2010

Cuestión de humanidad

Cuestión de humanidad



"Aceptemos que estamos solos y, a partir de ahí, hagamos el descubrimiento de que estamos acompañados – unos por los otros. Cuando pongamos los ojos en el cielo estrellado, con un furioso anhelo de llegar allí, aunque sea para encontrar lo que no es para nosotros, aunque tengamos que resignarnos a la humilde certeza de que, en muchos casos, una vida no bastará para hacer el viaje – cuando pongamos los ojos en el cielo, repito, no olvidemos que los pies se asientan en la tierra y que sobre esta tierra donde el destino del hombre (ese nudo misterioso que queremos desatar) tiene que cumplirse. Por una simple cuestión de humanidad."


José Saramago

De 'De este mundo y del otro', Alfaguara.

sábado, 17 de julio de 2010

Octavia

Si quereis creerme, bien. Ahora diré cómo es Octavia, ciudad telaraña. Hay un precipicio entre dos montañas abruptas ; la ciudad está en el vacío , atada a las dos crestas por cuerdas y cadenas y pasarelas. Uno camina por los travesaños de madera , cuidando de no poner el pie en los intervalos, o se aferra a las mallas de una red de cáñamo. Abajo no hay nada en cientos y cientos de metros ; pasa alguna nube, se entrevé más abajo el fondo del despeñadero.
Ésta es la base de la ciudad; una red que sirve para pasar y para sostener. Todo lo demás , en vez de alzarse encima, cuelga hacia abajo : escalas de cuerda, hamacas, casas en forma de bolsa, percheros, terrazas, cestos colgados de cordeles, montacargas, duchas, trapecios y anillas para juegos, teleféricos, lámparas de luces, tiestos con plantas de follaje colgante.
Suspendida en el abismo, la vida de los habitantes de Octavia es menos incierta que en otras ciudades. Sabe que la resistencia de la red tiene un límite.

jueves, 15 de julio de 2010

... ¿verdad?

Creo que la verdad está bien en las matemáticas, en la química, en al filosofía. No en la vida. En la vida es más importante la ilusión, la imaginación, el deseo, la esperanza. Además, ¿sabemos acaso lo que es la verdad? Si yo le digo que aquel trozo de ventana es azul, digo una verdad. Pero es una verdad parcial, y por tanto una especie de mentira. Porque ese trozo de ventana no está solo, está en una casa, en una ciudad, en un paisaje (…)

Y si no digo todo, absolutamente todo. Estoy mintiendo. Pero decir todo es imposible, aun en este caso de la ventana, de un simple trozo de la realidad física, de la simple realidad física. La realidad es infinita y además infinitamente matizada, y si me olvido de un solo matiz ya estoy mintiendo. Ahora, imagínese lo que es la realidad de los seres humanos, con sus complicaciones y recovecos, contradicciones y además cambiantes.

El auténtico espíritu libre está abierto a todas las posibilidades, incluyendo los dogmas y supersticiones. Este espíritu debería ser la esencia del pensamiento científico y filosófico; y lógicamente lo es, pero es raro que psicológica o históricamente lo alcance a ser: los hombres de ciencia y los filósofos son hombres de carne y hueso y no están desposeídos de los vicios de los demás mortales; tienen mayor dominio de la inteligencia y más espíritu crítico; pero es una diferencia de grado, no de esencia.

Lo que podemos conocer de la realidad mediante los esquemas de la razón se parece a lo que podríamos saber de París examinando su plano y su guía de teléfonos, o a lo que un sordo de nacimiento podría imaginar de una sinfonía observando su partitura.

Las regiones más valiosas de la realidad (…) no son aprehendidas por esos esquemas de la lógica y de la ciencia. Querer aprehender el mundo de los sentimientos, de las emociones, de lo vivo, mediante esos esquemas es como querer sacar agua con horquillas (…) El arte y la literatura, pues, deben ser puestos al lado de la ciencia como otras formas de conocimiento.

Ernesto Sábato.

miércoles, 14 de julio de 2010

Me comentaba Montoro....

Caminan erguidos y triunfantes, del color de la pasión se ondean telas, oro visceral, vitorean nombres de gladiadores. Por unos momentos el mundo les teme, por unos momentos acuden a la congregación, bajo el estandarte del júbilo y la demencia.
Por una noche, se tiñe el cielo de sangre que hierve, pero solo esta noche, la hipnosis alcanzará el cenit... El héroe besa a la pregonera, el mendigo melopea con el terrateniente, y mientras, allá en las tierras de Kabul, se vierte pasión sobre la tierra, en nombre de ser español.



Rojo, sangre
un color muy nacional
morbo, suerte
sol y arena, ¡vive dios!
arte, muerte
sirve de alimento
pase, valiente
y vuelta al ruedo.

miércoles, 7 de julio de 2010

No sé me importa un pito - Oliverio Girondo

No sé me importa un pito que las mujeres
tengan los senos como magnolias o como pasas de higo;
un cutis de durazno o de papel de lija.
Le doy una importancia igual a cero,
al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco
o con un aliento insecticida.
Soy perfectamente capaz de sorportarles
una nariz que sacaría el primer premio
en una exposición de zanahorias;
¡pero eso sí! -y en esto soy irreductible- no les perdono,
bajo ningún pretexto, que no sepan volar.
Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme!
Ésta fue -y no otra- la razón de que me enamorase,
tan locamente, de María Luisa.
¿Qué me importaban sus labios por entregas y sus encelos sulfurosos?
¿Qué me importaban sus extremidades de palmípedo
y sus miradas de pronóstico reservado?
¡María Luisa era una verdadera pluma!
Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina,
volaba del comedor a la despensa.
Volando me preparaba el baño, la camisa.
Volando realizaba sus compras, sus quehaceres...
¡Con qué impaciencia yo esperaba que volviese, volando,
de algún paseo por los alrededores!
Allí lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado.
"¡María Luisa! ¡María Luisa!"... y a los pocos segundos,
ya me abrazaba con sus piernas de pluma,
para llevarme, volando, a cualquier parte.
Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia
que nos aproximaba al paraíso;
durante horas enteras nos anidábamos en una nube,
como dos ángeles, y de repente,
en tirabuzón, en hoja muerta,
el aterrizaje forzoso de un espasmo.
¡Qué delicia la de tener una mujer tan ligera...,
aunque nos haga ver, de vez en cuando, las estrellas!
¡Que voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes...
la de pasarse las noches de un solo vuelo!
Después de conocer una mujer etérea,
¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre?
¿Verdad que no hay diferencia sustancial
entre vivir con una vaca o con una mujer
que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo?
Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender
la seducción de una mujer pedestre,
y por más empeño que ponga en concebirlo,
no me es posible ni tan siquiera imaginar
que pueda hacerse el amor más que volando.

Oliverio Girondo

domingo, 4 de julio de 2010