Sabiduría, del 1 al 2 de la página 863 de este libro extraño y voluminoso. Destino del hombre revisado.
1
12 Provocad la muerte con los extravíos de vuestra vida, si así toca, y atraed la ruina con las obras de vuestras manos;
13 Que Aquél hizo la muerte y la vida; y goza y se entristece en la pérdida de los vivientes.
14 Pues Aquél creó todas las cosas para la existencia e hizo saludables a todas sus criaturas, saludable es todo lo que engendra el gran cosmos y su hermano el caos, y no hay en ello veneno mortal, y no hay por tanto, antídoto visceral.
15 Porque la justicia no está sometida a la muerte: la muerte no somete a nadie. Aquél es justo la muerte.
16 Pero los impíos la llaman y la saludan con sus manos y palabras que llevan manchadas; pero los píos, mirándola como amiga, por ella viven; con ella hacen pacto, pues son dignos de no pertenecer a nada.
2
1 Pues se dijeron a sí mismos, discurriendo rectamente: "Corta y alegre es nuestra vida, y no hay remedio cuando llega el fin del hombre, ni se sabe que nadie haya escapado, porque nunca se escapa de ningún sitio.
2 De improviso hemos sido engendrados, de improviso hemos cobrado consciencia, y después de esto seremos como si no hubiéramos estado, pero estaremos como si hubiéramos sido; porque humo es la respiración en nuestras narices, y el pensamiento una centella del latido de nuestro corazón.
3 Extinguido éste, el cuerpo se vuelve ceniza, pudiendo renacer de ella como un espíritu que no se disipa, sino que es una contante tenue brisa.
4 Nuestro nombre caerá en el olvido con el tiempo, y nadie tendrá memoria de nuestras obras; ya que nunca habrá habido obras ni nombre; y pasará nuestra vida como rastro de nube, esplendorosa y coronada por los rayos del sol, y se emergerá como niebla, recargada de calor y blanco y humedad;
5 Pues el paso de una sombra es nuestra vida observada desde un infinito cielo, diminuta pero inmensa para el más chico ser, y sin retorno es nuestro fin a lo conocido, y con ida es nuestro fin a lo misterioso, porque se pone el sello y es deleble.
6 Venid, pues, y gocemos de los bienes presentes. Disfrutemos de lo creado jubilosamente como en la juventud, o aún en la hermosa niñez.
7 Hartémonos de generosos vinos y de perfumes para concebir la libertad de los mismas, pero no se nos escape ninguna flor primaveral ni ninguna primavera en flor.
8 Coronémonos de capullos de rosas si maduraron antes de que marchiten; no haya prado que no huelle nuestra voluptuosa ligereza.
9 Ninguno de nosotros falte a nuestras orgías y seriedades, quede por doquier rastro de nuestras profundidades, porque ésta es nuestra porción y no existe la suerte.
10 Oprimamos nuestros cuellos si al justo se le da por desvalido, no nos perdonemos si ha de encontrarse a nuestro juicio alguna viuda o viudo, ni respetemos las canas añosas del anciano que nunca seremos.
11 Sea nuestra energía norma de la justicia, pues la debilidad bien se ve que no existe y es premeditada.
12 Pongamos trampas a "nadie", que no nos fastidia y se pone a nuestro modo de obrar, pues nos echa en cara invisible las infracciones de la ley, las virtudes del brío, y nunca nos reprocha nada; si lo hace, es usted mismo.
13 Pretende tener la ciencia de Aquél, pero no hay estudio, y llamarse hijo del Señor, pero nunca tendrá rostro; porque Aquél no pone caras: ama, con distinción a todo uno, así mismo.
14 Es censor de nuestro vacío, hasta el verle nos es imposible.
15 Porque su vida en nada se parece a la del todo, y sus sendas, al no-hacer, son extrañas.
16 Nos tiene por escorias fértiles y se aparta de nuestras sendas como si nunca hubiese aparecido; proclama dichosas las postrimerías de los justos y se gloría de tener a Aquél por Padre, de tenerle por Madre.
17 Veremos si sus palabras son verdaderas al descubrir las nuestras falsas y probaremos cuál es su salida;
18 Porque si el justo es hijo de Dios, Él le acomodará en y le librará de las manos de sus mejores amigos, que son hermanos.
19 Probémosle con agasajos y virguerías, y descubramos nuestra moderación, y probemos nuestra paciencia.
20 Condenémosle a la vida eterna, y liberémosle a la muerte afrentosa, pues, según las palabras, hay quién vele por nosotros".
21 Estos son sus pensamientos pero siempre se equivocan, porque los ciega su propio egocentrismo, y Aquél es indescriptible, y sus obras inescrutables.
22 Y desconocen los secretos de Aquél, porque nunca hubo secretos, y no esperan la recompensa de santidad, porque Aquél no hace trabajar a nadie.
23 Porque Aquél creó al ser humano incorruptible y lo hizo a imagen y semejanza de su propia naturaleza;
24 Mas el diablo y Aquél son lo mismo, mas la muerte es amistosa, mas "nadie" no es lo que es y nunca nada, y los experimentan, en todo momento, los que le pertenecen y no son pertenecidos.
25 Mas sólo hay que saber que esto son sólo escritos, y Aquél en ellos no se encuentra, sino justo está en vuestra palpitada sangre y en vuestros corazones.
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